La ruta comenzó varios días o varias semanas antes, cuando
decidimos preparar este camino 2011 pero un poco a la vieja usanza, tratando de
recuperar algunas tradiciones perdidas o poco usadas. Por ejemplo, pensamos que
deberíamos caminar con bordones de avellano o de fresno, duros y ligeros como
son estos, pues el bordón es el tercer pie del peregrino o caminante, y lo
mismo que antes defendía de lobos y fieras hoy sirve para acelerar el camino en
los trayectos llanos o para frenarse en las bajadas. Aquí también algunos de
los compañeros utilizaban la serpenteante bajada scout. En todo caso, el bordón
de madera es como una lanzadera hacia el centro de la tierra, conecta, conecta
la mano con la naturaleza. Y nada tiene ver con esos palos de esquiador que usan
algunos. Además, sobre el bordón se pueden hacer muescas de recuerdo con la
navaja, y dibujos que copian los signos de los canteros del camino. Y este
tuneo es fundamental para que el camino se haga más de uno. Los encargamos en
Cabezón de la Sal gracias a la ayuda del buen Félix Bruña. a quien la Compañía
saluda. Ya en Galicia los hicimos bendecir en San Roque, y el viejo cura que
salió con el hisopo se quedó más que sorprendido, porque este tipo de ceremonia
antigua ya no se hace casi nunca. La CAC decidió hacerlo más que nada por hacer
vivir una vieja tradición.
Llegamos con ALSA desde San Vicente de la Barquera hasta León, allí visitamos la catedral, por no perder este momeneto tan maravilloso y cogimos otro autobús hasta Hospital de Orbigo, donde empezó el camino de verdad con una primera jornada de 20 km hasta el Ganso. Y partir de allí pasamos días muy duros, por el calor, y porque nuestras fuerzas siempre estuvieron muy justas, pero conseguimos llegar a Santaigo y cumplir la primera ruta. Sólo a partir de Sarria y Portomarín conseguimos ponernos en plena forma y hace jornadas largas, de casi 30 km. La gente no se lo creía. Siempre nos pasa eso.
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