La Compañía alada se reunió la primera noche, para velar las armas y los bordones, en San Vicente de la Barquera. Allí acampamos a las afueras, en Abaño, a unos cuatro quilómetros, aprovechando una campa familiar que nos habían prestado. Era importante verse al menos un día antes para terminar de establecer las reglas de organización de la Compañía en su primera salida. Y asignar en reunión secreta los nombres de cada miembro de la compañía, según su carácter. Y también había que decidir y ajustar la duración de las jornadas que íbamos a hacer entre León y Santiago de Compostela.
Porque en relación con este tema de cuánto se podía caminar a diario había que hacer previsiones de los lugares donde nos íbamos a quedar a dormir. En el camino hay de todo, se puede reservar por adelantado, bueno, más bien avisar, en aquellos albergues en los que tienes que pagar algo por dormir (de 3 euros a 8 por persona), según sea municipal, privado o perteneciente a alguna organización religiosa o motivada..., la clave luego será llegar a tiempo, antes de las cuatro desde luego, para encontrar sitio y que te mantengan la reserva.
No siempre fue posible en nuestro caso, de modo que hubo un poco de todo, pero la verdad es que todos los sitios tuvieron su punto. Y en todos nos trataron muy bien. A pesar de llegar tarde y tardar mucho en ducharnos, en lavar la ropa y todo eso que hay que hacer en el Camino. Habíamos establecido comisiones de actividades para para dividir el trabajo colectivo, comisión de salud y cuidado de heridas; comisión de entretenimiento y canto, sobre todo para animar en las marchas y enseñar canciones, comisión de masajes, comisión de lavandería, comisión de cabuyería y otras.
La vida en los albergues es muy divertida, es el momento del día en el que te encuentras con gente de todas partes del mundo, a veces comes allí con todos, en una ceremonia de comida colectiva. Cada uno te cuenta su rollo de por qué está haciendo el camino, de por qué se hizo hospitalero, y bueno, es un contacto muy directo con desconocidos que actúan aquí como si te conocieran de toda la vida.
Pero la gente se ayuda. Y se rompen las diferencias de edad o cualquier otra. Es como ponerse en otro lugar. También es un buen momento para pasarse información de sitios y cosas que hacer, en ese lugar o en otros. Aquí hay algunas fotos de albergues y de la vida en los albergues, en las que aparecen algunos de nuestros hospitaleros.
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A punto de salir desde Abaño, San Vicente de la Barquera, con Pepe Hospitalero |
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Hopital de Órbigo donde nos trataron de vicio en el Albergue de San Miguel, y donde pintamos el anagrama de la Compañía |
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Qué bien se duerme, pero hace calor |
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Levantarnos sí era el problema |
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Recogida de ropa medio seca |
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Hospitaleros de Órbigo, geniales |
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Se nos olvida una toalla, y luego se nos irán olvidando o perdiendo muchas cosas. Mejor, menos peso. Hacer el camino es olvidarse un poco de cada para ser otro... |
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Agotados y no abrían..., en El Acebo, en el Albergue Parroquial Santiago Apóstol. Eso pasa, todo tiene sus horas..., estos dicen que rezaban... Nos trataron muy bien, y dormimos luego en una habitación del albergue con una familia de irlandeses, eran como nueve..., por el suelo, como en el Camarote de los hermanos Marx... |
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Siempre son momentos complicados, ¿nos aceptarán? ¿habrá sitio? El Padre Rafael, desde Ponferrada nos echó una mano... |
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Un buen polideportivo, como en Sarria, y encantados. |
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Se nota el cansancio... Y el hambre, se hace tiempo para la cena. |
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Pero se le pone ánimo, no se diga... |
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No me saques fotos... |
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¿Nos jugamos algo? |
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Tengo sueño... Es mentira... |
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Menos mal que hay almas caritativas, pues no, ¡era una apuesta! ganada... |
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A la cola, chicas: ¡Estoy yo primero!, dice el Gallo. |
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Aquí se lo tienen muy montado, a ver si... |
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A ver si enseñando tableta nos hacen descuento... |
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Nada, ni por esas, hay que pagar y esperar... |
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En el corazón de Galicia |
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Un lujo, para la noche de las Perseidas, al raso... Nos pusimos a dormir sobre la hierba, en la oscuridad, y vimos pasar estrellas de una punta a la otra del cielo, y se pidieron deseos ¡en secreto...! |
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Soplando, soplando; es que no venía la cena..., y con el hambre..., ya no se sabe qué hacer... |
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Contemos chistes, que con eso se olvida todo, bueno, alguno se tomaba un tinto de verano, qué suerte... |
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Un pilla pilla..., lo arregla todo. |
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Y secretitos... |
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No siempre es fácil dormir..., sobre todo si el Pavo Real se empeña... |
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Santiago, por fin... |
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Ha pegado el sol y se nota... Gallo, lo has conseguido... |
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Las ponemos fuera, pero no huelen... ¡con tantas cremas y ungüentos! |
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