Su metáfora de supervivencia consiste en vivir al día, el carpe diem que nos permite soñar en otra jornada, conversar con un compañero o compañera de Camino que lleva en su rostro todos los rostros del Camino, los antiguos y los venideros, y propio, el de su país, el de su ciudad; amigos del Camino que nos ayudarán a buscar un albergue amable donde se ha de dormir o una tasca bien dispuesta a dar de cenar.
Las fotos en las que estamos todos expresan mejor que nada el espíritu de la Compañía, y la idea de que el Camino de Santiago es algo muy antiguo que compartimos con otros amigos caminantes y peregrinos de la antigüedad, sean religiosos o laicos, aventureros y amantes de la novedad, tal y como pasaba en este mismo camino portugués que se llenaba de trovadores y juglares. Tuvimos la suerte de caer en medio de un mercado medieval en Ponte de Lima, que parece que estaba hecho a nuestra medida, y disfrutamos de estos danzantes de los caminos, como lo hacemos en Santiago donde siempre organizan todo tipo de conciertos y fiestas en sus plazas, y que tan bien nos vienen para disfrutar de la noche...
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